Blogia
mikelayestaran

Made in Iran

Irán está de moda. Los medios de comunicación lo saben y en estas semanas hemos aterrizado en Teherán cientos de periodistas. Prensa, TV, radio, no importa la plataforma, todos tenemos algo en común: buscamos la bomba atómica. Pasan las horas, los días, las semanas y uno se da cuenta que de bombas nada de nada. Entonces quedan dos opciones, o desesperarnos y volver a casa con alfombras y caviar, o aceptar la realidad de este país y contar la verdad, que esto está tranquilo pese a los bramidos puntuales de algunos dirigentes.

Pero esta verdad no vende. Occidente pide chiis rabiosos, manifestaciones, gritos de ‘Muerte a América’, pasdaranes de gesto serio y mujeres luciendo chador, y eso es lo que servimos en bandeja a nuestros lectores, oyentes o telespectadores. Es una especie de censura temática que los propios periodistas nos imponemos aún sabiendo que es sólo una parte muy reducida de la realidad de Irán.

No es el momento de hacer tesis doctorales, pero algunas personas que he conocido en este tiempo han coincido en que Irán es un lugar en el que tras pasar diez días uno se siente un experto. Un iranólogo. Pasados diez meses, sin embargo, uno se da cuenta de que cada vez entiende menos cosas.

Este país cuenta con un grueso importantísimo de la sociedad que nunca sale en los medios. Gente NORMAL, intelectuales de izquierdas, empresarios adinerados, artistas, escritores, amas de casa, estudiantes hartas de tener que llevar el velo, periodistas, caricaturistas, barrenderos y yo que sé cuantos tipos más de personas que no tienen voz, ni voto en un sistema que lleva 27 años imponiendo el pensamiento único.

A este tipo de ciudadanos se llega cuando uno tiene tiempo de quitarse de encima el peso atómico y puede sentarse cinco minutos en una plaza como Vanak a ver a la gente pasar. No es difícil verlos, son la gran mayoría, pero para eso hay que sentarse y mirar.

1 comentario

Rafael -

Excelente primer artículo de tu nuevo blog. ¡Un abrazo!